La procesión del Domingo de Ramos entra en la ciudad vieja de Jerusalén. La descripción de la semana más fatídica de la vida de Jesús, durante la que fue encarcelado, juzgado y crucificado, es el principal pasaje en todos los evangelios. Jesús entró en Jerusalén a lomos de un pollino, como correspondía al Mesías. Mateo añade: «Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta: Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asno, en un pollino, hijo de animal de yugo.» (Mateo XXI. La cita es una traducción libre de Zacarías IX). Dos discípulos trajeron al pollino de la asna desde Betfagé, localidad situada en la ladera este del monte de los Olivos. Desde aquí empezó su entrada triunfal en Jerusalén. La iglesia franciscana de Betfagé, construida en 1883, es actualmente el punto de partida de la procesión anual del Domingo de Ramos. La iglesia tiene una piedra decorativa del tiempo de las cruzadas, sobre la que, según la leyenda, se colocó Jesús para subirse al pollino.